Por unas Navidades no ruidosas

Por unas Navidades no ruidosas

Salvo eventos culturales autorizados, como los fuegos artificiales de las ferias y fiestas locales, las fallas y demás celebraciones, el uso de petardos en la vía pública está prohibido en todas las ordenanzas municipales revisadas. Pero la moda navideña de tirar petardos sigue ajena a la molestia humana y el sufrimiento animal.

Neurobiólogos especializados en el comportamiento canino dicen que, ante la explosión de petardos o fuegos artificiales, los perros “no tienen la capacidad de racionalizar su ansiedad y puede que sufran una forma más cruda e intensa de terror”. Y eso los que tienen la suerte de estar en las casas ya que la detonación de petardos cerca de un perro  puede dañar su oído de forma irreversible.

Está comprobado que la pirotecnia que sirve de diversión y anuncio del Año Nuevo les hace sufrir a nuestros perros y pueden presentar algunos de estos síntomas: taquicardia, temblores, falta de aire, incontinencia, aturdimiento, convulsiones, agresividad, sensación de irrealidad…

 

¿Qué podemos hacer para evitar el pánico en nuestras mascotas?

Uno de los consejos más repetidos es mostrar calma y reconfortar al animal. Si el dueño se muestra estresado o nervioso por el comportamiento del perro, mal asunto.

Peor aún es si el perro está solo cuando suenan los petardos, porque el miedo a los mismos suele añadirse a otros trastornos de ansiedad y dependencia.

Reducir o camuflar el ruido (bajando las persianas o subiendo la tele o la música) son algunos de los trucos recomendados por los expertos así como buscar o crear una zona segura (su casita, una cama, una habitación…) y colocar premios en ella para que, cuando comiencen los ruidos, entienda que es un refugio.

Fuera de nuestras fronteras hay ayuntamientos que llegan más lejos en  la solidaridad con las mascotas. La ciudad de Collechio (Italia) ha sido de la primeras en programar “fuegos artificiales silenciosos” con el mensaje consistorial de que es posible disfrutar de la pirotecnia sin tener que provocar el pánico entre las mascotas de los demás.

 

Mientras esto no llegue a nuestros pueblos y ciudades, solo podemos pedir a nuestros vecinos, familiares y amigos que no participen en  la celebración de comienzo del Nuevo Año con petardos, tracas, cohetes o fuegos artificiales ya que esta costumbre tan “ruidosa” hace sufrir a millones de mascotas en nuestros hogares y es la responsable de que miles de animales se extravíen ya que se escapan huyendo para buscar un lugar más seguro.

 

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